n el marco del Postgrado de diseño, arte y sociedad, se realizó como proyecto final un aparcadero para motorhomes en el pueblo de Calaf en Catalunya, España.
El encargo bastante simple, permitió una gran flexibilidad de diseño y aporte de ideas complementarias al proyecto.
Lo primero, había que situar a Calaf dentro de la ruta de autocaravanas o motorhomes que da vuelta por Europa. Por las distancias entre paradores, éste pueblo reunía las características para que la gente descansara en el lugar.
El invierno del pueblo, hiela las aguas y forma la "Boira gebradora", una especie de hielo sobre Calaf. Una de las leyendas del pueblo, cuenta que en el Mercado de Calaf, hacía tanto frío que hasta las palabras se congelaban al hablar. Por lo tanto tomamos esta metáfora para el diseño del nuevo espacio.
Frente al terreno para motorhomes, existe una gran masía con gran potencial de espacio público. Se decide incorporarlo en el plan regulador como equipamiento o jardín urbano, y de ésta manera podría complementarse con nuestro terreno y así lograr un lugar con mayor sentido para los calafines y no sólo un espacio para "invasores".
Observando como funciona la vida nómade de la gente que viaja de ésta manera, nos damos cuenta que siempre está la intención de apropiación. Llegan a un lugar y desempacan sus cosas hasta formar su sistema de vida diaria. Esto nos daba claves sobre el espacio necesario para permanecer en un lugar por unos días.
Se planteó separar los flujos; uno temporal donde la motorhome bota las aguas negras y recarga de aguas limpias y luego sigue su viaje, y por otro lado, la gente que permanece unos días en el lugar. Sobre las dimensiones mínimas de aparcamiento para este tipo de auto, se eliminó un espacio por medio para tener un lugar más grande para instalar sus toldos y mesas, y se diseñó unas plataformas en dirección a la masía, señalando la intención de invitar a recorrer el lugar. Se tomó la decisión de dejar la mitad del terreno en su estado natural para que se entendiera el nexo con el terreno de la masía. El camino lo harían las pisadas de las personas sobre la hierba de trigo, así no se obligaba a recorridos si no se mantenía el espíritu libre del campo y sus rastros.
Una celosía cubre el estacionamiento de motorhomes, para proteger del sol y también para hacer una sombra con significado. La cubierta está hecha de palabras que serían definidas por vecinos de Calaf por medio de un proceso participativo donde se les invitaría a diseñar un elemento arquitectónico para el pueblo y representativo para el lugar.
Las palabras de acero sobre una estructura también metálica armaría la celosía-cubierta del terreno. Es importante recalcar que se diseñó un espacio público donde pueden también estacionarse motorhomes, ya que su estadía temporal permite generar un espacio para la gente de Calaf constante.
Mediante un simple gesto de un paso de cebra se invita a recorrer la masía de manera que los caminos se armen por los rastros de los recorridos.
Se plantearon asientos de paja, entonces cuando se corte el trigo del terreno y desaparezcan los caminos hechos por la gente, aparezcan los asientos y el sentido del lugar queda intacto.
Los asientos puestos estratégicamente formarían esta imagen desde arriba y así estaría Calaf en el plano de los autocaravanistas.
Una vez en el lugar, se les entregaría a los autocaravanistas información sobre cómo conocer el pueblo. Mediante cartografías sobre distintos servicios, se invita a formar sus propias constelaciones urbanas y maneras de recorrer el lugar.
Autocaravanas Calaf
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